Quien tiene en sí la plenitud de la virtud
es parecido a un niño recién nacido.
Las serpientes venenosas no lo muerden.
Las fieras salvajes no lo atrapan.
Las aves de rapiña no lo raptan.
Sus huesos son tiernos, sus tendones flexibles,
pero se aferra con fuerza.
No conoce la cópula entre el macho y la hembra,
pero su órgano sexual puede ser estimulado mostrando la perfección de su semen.
Llora todo el día y no se vuelve ronco.
Por eso él encarna la armonía perfecta.
Conocer la armonía es conocer lo duradero.
Quien conoce lo duradero es iluminado.
Abusar de la vida es nefasto.
Excitar el alma vital produce fuerza.
Ser demasiado fuerte es empezar a decaer.
Todo esto está en contra del Tao.
Y todo aquello que está en contra de Tao
Perece prematuramente.
Tao Te King
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